El Adviento es un tiempo de ESPERANZA, LIBERACIÓN, CONVERSIÓN Y VIGILANTE ESPERA.
ADVENIMIENTO: Después de la venida histórica en Belén de Judá, en la que Jesucristo vino a salvarnos, Cristo sigue encarnándose en cada hombre y en cada acontecimiento humano, tratando de salvar al hombre y al mundo hasta el final de los tiempos.
LIBERACIÓN: "He sido enviado para liberar a los oprimidos..." Jesús nos trae un mensaje de liberación de la injusticia que oprime al hombre, de la ley que esclaviza en el temor, del egoísmo, la ambición, el rencor, la ira, la guerra... que llevan al hombre a la muerte. Nuestro compromiso como pueblo de Dios consiste en luchar para que la liberación comience ya aquí y ahora, en esta vida. ¡LLEGARÁ LA LIBERTAD!
CONVERSIÓN: Decía Juan el Bautista: "Convertíos que está cerca el Reino de Dios."
Convertirse significa, no sólo cambiar de constumbres, sino cambiar el corazón viejo "de piedra" por otro "nuevo" de Carne, volverse a Dios y dar la espalda a los ídolos que nos atraen: al orgullo, a la hipocresía, a la sensualidad, al dinero, a la soberbia, al egoísmo, a la vida fácil y ramplona, al trabajo mediocre...
Convertirse significa vivir la fe como liberación embriagadora, desprendiéndome de los valores materialistas para elegir los valores del Reino de Dios, que liberan: Compartir, servir, amar... y así vivir la fe como liberación embriagadora.
LA VIGILANTE ESPERA, o ESPERANZA ACTIVA es una de las características primordiales del Adviento.
Recordando y rememorando la Primera Venida de Jesucristo en la pobreza de Belén, para instaurar el Reino de Dios, nosotros nos esforzamos para entrar a formar parte de ese reino, esperando que Jesús, en su segunda venida complete lo que falta a nuestro trabajar humano; y entregue al Padre el Reino del que ya todos formamos parte. Es el Reino eterno y universal, el Reino de la verdad y la vida, de la santidad y la gracia de la justicia del amor y de la paz, en el que Dios reina como Padre y nosotros formamos parte como hijos y hermanos.
María es la mejor modelo de esperanza y acogida del Salvador, porque "Le esperó con inefable amor de madre."
Ella es nuestro modelo de preparación para que, vigilantes en la oración y jubilosos en la alabanza ¡¡¡SALGAMOS AL ENCUENTRO DEL MESÍAS QUE VIENE A SALVARNOS!!!
