20 de marzo de 2011

27 DE MARZO: DOMINGO 3º DE CUARESMA: JESUCRISTO: EL "AGUA VIVA"

EL AGUA ES INDISPENSABLE PARA LA VIDA.

Al Pueblo de Israel, que acaba de entrar en el desierto, se le ha acabado el agua. Temeroso de morir de sed con sus ganados, murmura contra Moisés. 

Moisés clamó a Dios y éste le respondió: "Preséntate al pueblo llevando contigo algunos ancianos de Israel;  lleva también la mano el callado con el que golpeaste el río y vete, que allí estará yo, ante ti, sobre la peña, en Horeb; golpearás la peña y saldrá de ella agua para que beba el pueblo". (Éxodo, 17, 5-6)

Así lo hizo Moisés y consiguió agua para que bebiese al pueblo y los ganados. "Y puso por nombre a aquel lugar Masá y Meribá; por la reyerta de los hijos de Israel y porque habían tentado al Señor diciendo ¿Esta o no está el Señor en medio de nosotros?" (Éxodo, 17, 7)

Masá: Palabra hebrea que significa prueba, dificultad, tentación.

Meribá: Palabra hebrea que se traduce por pelea, riña, reyerta.


JESÚS ES EL "AGUA VIVA", QUE BROTA HASTA LA VIDA ETERNA.


Como la samaritana, estamos cansados de ir a buscar cada día agua al pozo. Nuestra vida es monótona; y lo cotidiano se nos hace aburrido. Buscamos fuentes momentáneas de agua, para salir del paso que no nos sacian la sed y que nos hacen volver cada día a por agua.


Jesús se presenta, no como una fuente externa, sino como un manantial interior, que actúa desde nuestro interior."El agua que yo le daré se convertirá dentro de él en un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna". (Jn, 4, 14).


Jesús es el único que nos remite hacia nuestro interior. Por eso nos asegura que seremos capaces a "adorar al Padre en Espíritu y en verdad." (Jn. 4, 23)


El cristiano no ha de ser la persona que va por ahí buscando fuentes que se agotan. Ser cristiano significa poseer en el interior una fuente de agua, de fe, de esperanza, de amor, de verdad, de justicia..., que es Jesús. Esta fuente es para siempre "Hasta la vida eterna".


EL BAUTISMO NOS FUSIONA CON CRISTO.


En el Bautismo se cumple la promesa del Padre: "Derramaré sobre vosotros un agua pura que os purificará de todas vuestras inmundicias e idolatrías. Y os daré un Espíritu Nuevo". (Ezequiel, 36, 25).


Porque el Bautismo nos da una nueva vida: La vida de Dios. Nos une a Cristo, nos hace Hijos de Dios y nos incorpora a la familia de los hijos de Dios: La Iglesia.

LA EUCARISTÍA ALIMENTA ESA VIDA DE DIOS.


La comida del Cuarpo y la Sangre de Jesucristo alimenta, hace crecer y fortalece la vida de Dios que recibimos en el Bautismo; convirtiéndonos en las personas a través de las cuales Cristo sigue actuando y salvando a la humanidad.


CONSECUENCIAS:



Revisemos en esta cuaresma nuestros compromisos bautismales; corrijamos aquellas actitudes que nos dificultan vivir esa vida nueva que Cristo nos dio en el Bautismo.