28 de marzo de 2014

"YO SOY LA LUZ DEL MUNDO"



CUARTO DOMINGO DE CUARESMA

EL CIEGO DE NACIMIENTO

¡Cuántas personas caminan ciegas por el mundo! sin valores, sin ideales... que buscan únicamente: pasarlo bien, tener, aparentar, disfrutar..., que desprecian la cultura cristiana y sólo aportan la "incultura"; que se piensan que son libres y son esclavas de sus caprichos, de sus pasiones, del sexo, de la droga, del alcohol, de la propaganda, del ambiente, del qué dirán, del último que les come el coco; que desean tenerlo todo, probarlo todo y sentir todas las experiencias posibles.

Son personas que hablan de todo, porque creen saber y ver las cosas con claridad; y son "ciegas" y vacías; no saben a dónde van y caminan hacia el desastre en cualquier circunstancia en la que se encuentran: en soledad, en pareja, en el trabajo y en la educación de sus hijos...

Además una serie de interferencias sociales, como la costumbre, la rutina, los prejuicios, la ideología política social y religiosa, el qué dirán, el deseo de quedar bien... dificultan más y más la visión de la vida y aumentan nuestra propia ceguera. De ahí que digamos que "no hay peor ciego que quien no quiere ver"

Jesús dice: "YO SOY LA LUZ DEL MUNDO. El que me sigue no anda en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida."

Cuando nos bautizamos, el sacerdote enciende del cirio Pascual una luz y se la entrega a los padres y padrinos diciéndoles: "Recibid la luz de Cristo; a vosotros padres y padrinos se os confía acrecentar esta luz; que vuestro hijo, iluminado por Cristo camine siempre como hijo de la luz; y perseverando en la fe, pueda salir con todos los santos al encuentro del Señor."

¿Cómo conseguiremos poseer la luz de la vida?

Los cristianos tendremos la luz de la vida si conseguimos darle sentido a la vida, aceptando y viviendo: 
  • Los criterios de Jesús.
  • Las actitudes de Jesús.
  • Los valores de Jesús.
  • Los ideales de salvación para todos de Jesús.
 La Eucaristía es el generador  de la luz de Cristo; Porque, como dice San Pablo: "En otro tiempo érais tinieblas, pero ahora sois luz en el Señor. Caminad como hijos de la luz".

Al alimentarnos con el Cuerpo y la Sangre de Cristo, recargamos nuestras pilas para iluminar al mundo, viviendo las vistudes cristianas; fundamentalmente: la bondad, la justicia y la verdad. Por eso Jesús nos dice: "Luzca de tal manera la luz en vosotros que vean los demás vuestras buenas obras y den gracias al Padre que está en el cielo."