26 de diciembre de 2011

CELEBRACIÓN LITÚRGICA DEL "AÑO NUEVO"


SOLEMNIDAD DE SANTA MARÍA MADRE DE DIOS

Cuando en el año 431 el hereje Nestorio se atrevió a decir que María no era Madre de Dios, se reunieron los 200 obispos del mundo en Éfeso e iluminados por el Espíritu Santo declararon: "La Virgen María sí es Madre de Dios porque su Hijo, Cristo, es Dios". Y acompañados por todo el gentío de la ciudad que los rodeaba portando antorchas encendidas, hicieron una gran procesión cantando: "Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén".

De ahí nació la Solemnidad de Santa María Madre de Dios, que es la primer Fiesta Mariana que apareció en la Iglesia Occidental.

La Iglesia romana comenzó a celebrarla el día 1º de Enero, en el siglo VI, probablemente junto con la dedicación –el 1º de enero– del templo de “Santa María Antigua” en el Foro Romano, una de las primeras iglesias marianas de Roma.

Más adelante, esta fiesta desapareció, dando paso a la celebración de la Circuncisión de Jesús, a los ocho días de nacer.

En el año 1931, el Papa Pío XI, con ocasión del XV centenario de concilio de Éfeso, (431), instituyó la fiesta mariana, colocándola el día 11 de Octubre; en recuerdo de este Concilio, en el que se proclamó solemnemente a Santa María como verdadera Madre de Cristo, que es verdadero Dios.

En la última reforma litúrgica del Concilio Vaticano II, se trasladó la fiesta al 1 de enero, con la máxima categoría litúrgica, de solemnidad, y con título de Santa María, Madre de Dios.

Aquí encuentra esta fiesta mariana un marco litúrgico más adecuado en el tiempo de la Navidad del Señor y al mismo tiempo, todos los católicos empezamos el año pidiendo la protección de la Santísima Virgen María.

Cuando celebramos esta fiesta ¿Queremos afirmar con ello que Dios tuvo principio y que María formó a Dios o fue el principio de Dios? – No. Lo que afirmamos es que María fue la madre de una persona: Jesucristo, que es hombre y a la vez es Dios.

¡Qué hermoso es repetir como San Estanislao: “La madre de Dios es también madre mía.”

Al saber que nuestra Madre Celestial es también Madre de Dios, sentimos brotar en nuestro corazón una gran satisfacción y una gran confianza en ella.

Quien nos dio a su Madre santísima como madre nuestra, en la cruz al decir al discípulo que nos representaba a nosotros: "He ahí a tu madre", ¿será capaz de negarnos algún favor si se lo pedimos en nombre de la Madre Santísima?