29 de diciembre de 2010

CARTA A LOS REYES MAGOS


CARTA A LOS REYES MAGOS:



Queridos magos:


Algo de vuestra magia necesitamos para solucionar los problemas que nos invaden, si es que a los ciudadanos de nuestro país nos queda un atisbo de esperanza.


Durante años hemos ido eliminando a Dios de nuestra sociedad; y cuando nos hemos quedado solos, sin su Reino de santidad y de gracia, de justicia, de amor y de paz, han aflorado por doquier nuestras tendencias materialistas: el egoísmo, la soberbia, el endiosamiento humano, la insolidaridad, el acaparamiento del que puede, el oportunismo, el relativismo…


Tres sois y cada uno trajo al niño un regalo diferente: Oro, Incienso y Mirra.


Señor Melchor: ¿Te queda oro suficiente para ayudarnos a pagar nuestras hipotecas, a crear puestos de trabajo para todos, aunque tengamos que estrecharnos, a que nuestras empresas sean competitivas y puedan abrirse a los mercados nacionales e internacionales?


Señor Gaspar: No pienses que Melchor va a solucionar el problema que tenemos, por mucho oro del que disponga. La crisis no es sólo económica. Se puede vivir con más o con menos dinero, con una casa mayor o menor, con un coche de gran cilindrada o con un utilitario…¿No hay riqueza en España para que todos podamos comer? ¿O es que algunos atesoran tanto que no les llega a los demás?


Necesitamos tu incienso; tenemos la necesidad de cambiar nuestra mente y nuestro corazón para eliminar de nuestra sociedad al dios dinero, que nos tiene sometidos y esclavizados en una crisis existencial, como si la desgracia más importante de la vida consistiese en ser pobre. El hombre no ha sido creado para ser rico, sino para ser feliz. ¿Dónde se han marchado los valores más importantes de la vida: la inteligencia, el amor, la solidaridad, la amistad, la ayuda desinteresada al que me necesita…? ¿Tenemos que continuar siendo “ricos” cuando el país se está empobreciendo a marchas agigantadas? ¿Dónde ha ido a parar la pobreza cristiana, el esfuerzo, la fraternidad…? ¿En virtud de qué derecho se dan las diferencias tan abismales entre las nóminas de los políticos y personajes importantes y las de los obreros, incluso los que aún no han perdido el trabajo? ¿Por qué muchos miembros de nuestra clase política pueden compatibilizar hasta tres pensiones y cobrar la pensión máxima con una cotización entre 7 y 11 años, mientras los demás trabajadores han de cotizar 35? ¿Cuál es el pecado de los pobres para ser despojados de los derechos más elementales: trabajo, vivienda, y hasta del derecho a alimentarse dignamente?


¡Qué falta nos haces, Baltasar, con tu mirra! Necesitamos la mirra necesaria para acometer el sacrificio de desprendernos de nuestros bienes superfluos, de las nóminas desmedidas de nuestros políticos y gestores de nuestra sociedad, de ponernos todos a recuperar nuestra nación, nuestros valores y nuestros derechos, en vez de que tengan que pagar los platos rotos los obreros, los parados, los pensionistas… que siempre han vivido de su trabajo austeramente sin aprovecharse en los años de abundancia.