29 de diciembre de 2013

DOMINGO DE LA SAGRADA FAMILIA


BREVE HISTORIA DE LA FAMILIA:

     Hasta que surgió la Revolución Industrail en Inglaterra; y en España hasta que se produjo la decadencia de la agrucultura, la familia imperante, al menos en nuestros pueblos agrícolas era la llamada:
     Familia Patriarcal: Se trata de una familia amplia, encabezada por el Patriarca, que solía ser el abuelo. Con él y la abuela convivían los hijos e hijas, que solían ser abundantes. Cuando alguno de ellos decidía contraer matrimonio, se construía una vivienda para ellos adosada a la vivienda paterna; de forma que al cabo de los años solían convivir con los abuelos varios matrimonios de hijos e hijas con sus hijos correspondientes.
     Este estilo de vida familiar constituía a la familia autosuficiente. Amasaban su pan, preparaban su comida, criaban animales para disponer de carne variada..., y hasta se cosían sus ropas y confeccionaban sus abrigos, con lo que, disfrutaban de todo con un gasto mínimo. Aunque es verdad que esta familia era un tanto machista, el amor, la convivencia y la ayuda mutua era lo primordial para ellos, mientras que el dinero quedaba como algo puramente accidental.
     Con la decadencia de la Agrucultura y la expansión de la Industria, las familias se marchan de los pueblos, abandonan sus casas y han de vivir en unas viviendas enormemente más pequeñas que las anteriores. La familia se reduce a lo extricto: Padre, madre e hijos (pocos); por eso es llamada:
     FAMILIA NUCLEAR: La vida para ella es menos machista, más igualitaria; pero más complicada: Todo se compra con dinero: Pan, agua, electricidad, comida, ropa, calzado, coche,.. y sobre todo la hipoteca del piso...; y ¡cuidado!, si no pagas te cortan la luz o el agua, o te embarga el piso el banco y lo pierdes todo.
      El dinero se hace imprescindible, hasta el punto que todo el esfuerzo familiar está puesto en conseguir dinero... ¿Y el amor?¿Y los hijos?  - pasan, por desgracia a segundo lugar y se reducen al mínimo. Es muy caro criar varios hijos.
     La sociedad compuesta por esta familias se convierte en una sociedad capitalista, menos solidaria, más competitiva, más egoísta, más ambiciosa.
     El disfrute de todo, la seguridad y la felicidad que proporcionaba de la familia patriarcal lo pretendemos suplir con el "consumismo"; pero esto perjudica aún más nuestra situación económica.

EL MATRIMONIO: UN SACRAMENTO:
  
     El matrimonio más perfecto es La Santísima Trinidad: En él coexisten tres personas distintas y diferentes: El Padre, El Hijo y el Espíritu. El Espíritu Santo, que es el amor, tiene como misión unir a las tres personas, fundiéndolas en una sola realidad: Dios; de forma que, sin perder su naturaleza diferente, no son tres dioses, sino uno sólo.

LA FAMILIA CRISTIANA:

     El amor ha de ser tan importante dentro de la familia, que funda en una sola cosa a sus componentes: Padre, madre e hijos. Han de ser diferentes; pero unidos y fundidos en una sola cosa: el Matrimonio. "por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer y serán los dos una sola cosa. Lo que Dios ha unido, que no losepare el hombre."
    
LA FAMILIA DE NAZARET:

     José, María y Jesús, el retrato fiel de la familia trinitaria en la tierra: Con más o con menos dinero, con mayores o menores preocupaciones, huyendo a Egipto, trabajando para ganarse el pan... en la pobreza y la incomodidad, pero en la mayor felicidad; porque ésta no nace de la posesión del dinero o de las cosas, sino del corazón de cada uno de sus componentes.

23 de diciembre de 2013

EL ESPÍRITU DE LA NAVIDAD


¿QUÉ ES LA NAVIDAD?

     Para los cristianos la Navidad es un acercamiento íntimo de Dios que tanto ama a los humanos que se empequeñece hasta nacer de una madre y hacerse bebé, para vivir con los hombres la aventura de la vida humana y salvarnos.

SALVARNOS ¿DE QUÉ?

     De la torpeza y desorientación en la que vivimos los seres humanos:
     Los cristianos solemos vivir ajenos, cuando no de espaldas a Dios. Para muchos Dios es como una estatua muda a la que acudimos cuando nos encontramos necesitados; y olvidamos cuando las cosas nos van bien.
     Como los humanos, por naturaleza somos seres dependientes, cuando no dependemos de Dios, necesitamos "seguridades". Estas seguridades las buscamos en las cosas materiales: dinero, poder orgullo..., con ellas nos constituimos "Dioses" de nosotros mismos.
     Como consecuencia, se desarrolla dentro de nosotros el egoísmo, la ambición, la envidia, la insolidaridad... creando un mundo competitivo, injusto, insolidario lleno de desamos e incomprensión... Nuestra naturaleza vive desequilibrada a la vez que desequilibra a toda la naturaleza del planeta.
     El mal se hace presente y actúa en nosotros generando malestar, dolor, enfermedad, sufrimiento, incomprensión..., nuestro corazón que fue hecho para amar, se llena de indiferencia, desamor, odio, rencor, agresividad...
     Vivimos dentro de nosotros una especie de guerra civil, en la que luchan nuestras virtudes y nuestros defectos. Somos capaces de hacer lo mejor y lo peor; podemos dar la vida por salvar a un desconocido que se encuentra en peligro y en un momento de ira matar a aun amigo... Buscamos la paz y hacemos la guerra. Deseamos que reine la justicia y creamos situaciones positivamente injustas. Hablamos de fraternidad universal y conseguimos organizar el mundo de forma que a una tercera parte de la humanidad le sobre de todo, mientras a las dos restantes partes le falte hasta lo imprescindible para alimentarse.
     Dios nuestro Padre, que es amor infinito, envía a su Hijo al mundo para salvarnos de estos males físicos, morales, sociales, políticos...  

¿CÓMO NOS SALVA?
  1. Enseñándonos quién es Dios (AMOR), cómo se comporta con nosotros (ES NUESTRO PADRE), que nos ama, está siempre dispuesto a perdonarnos y quiere que seamos felices, porque desea para nosotros lo mejor; y cómo ha de ser nuestra relación con Él y con los hombres: Una relación familiar: amando a Dios como a un Padre y a los hombres como a hermanos. 
  2. Encarnándose y tomando nuestra naturaleza humana para vivir con y como nosotros; enseñarnos a darle sentido a nuestra vida, a colocar a Dios como eje de nuestra existencia, a obedecer siempre sus mandatos y a unirnos a él por medio del Bautismo, de forma que, unidos a la natulaleza humana de Cristo, éste nos lleva a ser hijos adoptivos de Dios.
     Por eso, cuando los humanos ponemos nuestra seguridad en las cosas materiales, Jesús pone su seguridad en Dios Padre.
     Cuando los hombres nos "endiosamos" y no admitimos más voluntad que la nuestra, Jesús nos explica que "su alimento consiste en hacer la voluntad de su padre y llevar a término su obra".
     Jesús no quiere nuestras cosas nos quiere a nosotros. Éste es el motivo por el que nace y vive en la mayor indigencia. "Las zorras tienen madrigueras, los pájaros nidos... el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza". La mayor grandeza que el hombre puede adquirir  no la proporciona la riqueza, el poder, el orgullo... sino la Filiación Divina.

¿EN QUÉ CONSISTE, PUES LA NAVIDAD?

     En abrir nuestro corazón a Dios para que Él lo llene de su amor. Dejar que Dios nos transforme en "hombres nuevos" que viven el Reino de Dios: una forma de "vivir en familia" con Dios Padre y en fraternidad con los hombres nuestros hermanos.
     Esta nueva forma de vida es la salvación que nos trae la Navidad: por ello la Navidad nos trae la paz, el amor y la felicidad mayor que el hombre puede vivir.

      LA NAVIDAD ES UNA "PASCUA", EL PRINCIPIO DE VIDA CON DIOS.
      DIOS SE HA HECHO HOMBRE, PARA QUE EL HOMBRE SE HAGA DIOS.

8 de diciembre de 2013

LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE MARÍA

«Declaramos, pronunciamos y definimos que la doctrina que sostiene que la Santísima Virgen María, en el primer instante de su Concepción fue, por singular gracia y privilegio de Dios onmipotente, en previsión de los méritos de Cristo Jesús, Salvador del género humano preservada inmune de toda mancha de culpa original, ha sido revelada por Dios y, por tanto debe ser firme y constantemente creída por todos los fieles» [InD, DS 2800-2804].


La creencia de que la Santísima Virgen nunca tuvo pecado, ni siquiera el pecado original, existió desde los primeros siglos de nuestra era cristiana. San Ireneo, jurista romano del siglo II escribió: "El nudo de la desobediencia de Eva quedó suelto por la obediencia de María". Un poema de San Efrén de Siria (Siglo IV) reza así: "Ciertamente tú (Cristo) y tu Madre sois los únicos que habéis sido completamente hermosos, pues no tenéis defecto ni mancha alguna".

Junto a esta creencia, hubo cristianos, incluso santos que mostraron dudas de carácter teológico. La redención de Cristo fue universal. Cristo, con su Pasión, muerte y resurrección redimió a "todos los hombres".

Después de años de estudio y de debate se fueron aclarando las ideas y apareció la clave para coordinar el dogma de la "redención Universal de Cristo" y "La Inmaculada Concepción de María". María fue también salvada del pecado original por los méritos de Cristo; pero no después de caer en él, como nos ocurrió a nosotros, sino antes de caer en él.  Diríamos que, por un provilegio especial de Dios, que deseaba hacerse para sí una madre perfecta, le dió una salvación más perfecta que a nosotros: La "preservó"; esto es la sujetó para que no cayese en el pecado que todo ser humano cae irremediablemente. Como si el pecado original fuese un pozo en el que todos caemos; pero María fue sujetada por Dios para que no cayese.

Por eso, cuando el día 8 de diciembre del año 1854 el papa Pílo IX publicó la Bula "Inefabilis Deus" en la que definía el dogma de la Inmaculada Concepción de María, no hizo sino recoger con diligencia y sancionar  con su autoridad la voz de los Santos Padres y de toda la Iglesia creyente en ese dogma.

EL ADVIENTO


EL ADVIENTO

¿QUÉ ES EL ADVIENTO?
La palabra "Adviento" procede de "Advenimiento". Es un tiempo de esperanza, en el que los cristianos, igual que el pueblo judío, esperamos que Dios cumpla sus promesas de salvación.
LOS DOS ASPECTOS O PERIODOS DEL ADVIENTO:
Este tiempo de esperanza desarrolla dos aspectos o periodos:
Un primer periodo más escatológico, orientado a la espera de la venida gloriosa de Cristo. Vivimos la esperanza de la venida del Señor en todos sus aspectos: Rememorando la primera venida del Señor de hace dos mil años, aceptamos a Cristo que viene cada día a nosotros y nos preparamos a su venida gloriosa al final de los tiempos.
El segundo periodo se orienta más directamente a la preparación de la Navidad. En él somos invitados a vivir con más alegría, porque se van a cumplir las promesas prometidas por Dios a su pueblo. Vendrá el Señor a salvarnos.
Para hacer sensible esta doble preparación de espera, la liturgia suprime durante el Adviento una serie de elementos festivos: Se suprime el Gloria, los adornos festivos, el decorado de la iglesia es más sobrio y el color litúrgico es morado… Todo esto es una forma de expresar que nos falta algo; esperamos que llegue el Salvador y nos llene de
LAS CUATRO SEMANAS DEL ADVIENTO:
El adviento consta de cuatro semanas en las que Domingo a Domingo nos vamos preparando para la venida del Señor. La primera de las semanas de adviento está centrada en la venida del Señor al final de los tiempos.
La liturgia nos invita a estar en vela, manteniendo una especial actitud de conversión. La segunda semana nos invita, por medio del Bautista a «preparar los caminos del Señor»; esto es, a mantener una actitud de permanente conversión. Jesús sigue llamándonos, pues la conversión es un camino que se recorre durante toda la vida.
La tercera semana preanuncia ya la alegría mesiánica, pues ya está cada vez más cerca el día de la venida del Señor.
Finalmente, la cuarta semana ya nos habla del advenimiento del Hijo de Dios al mundo. María es figura, central, y su espera es modelo y estímulo de nuestra espera.
LOS PERSONAJES DEL ADVIENTO:
Los personajes que aparecen en los primeros domingos son los profetas; principalmente Isaías que nos anuncia la reconciliación de Dios con su pueblo y las promesas de salvación que Dios promete cumplir por medio de su Mesías. Posteriormente se presenta Juan el Bautista, anunciando al Salvador que está para llegar; y finalmente María que, como madre de Jesús y madre nuestra, prepara mejor que nadie la llegada de Jesús y nos enseña a prepararnos para que puedan ser cumplidas en nosotros las promesas de Dios.
LOS GRANDES TEMAS DEL ADVIENTO:
Primer domingo: "Vigilad"  en la espera de la venida del Señor. Durante esta primer semana las lecturas bíblicas y la predicación son una invitación con las palabras del Evangelio: "Velad y estad preparados porque no sabéis cuándo llegará el momento". Tratamos de revisar nuestra relación con los demás y nos reconciliamos con los que nos rodean.  Este primer domingo encendemos la primera vela morada de la corona de Adviento.
Segundo domingo: "La Conversión y la Reconciliación con Dios", nota predominante de la predicación de Juan Bautista: Convertíos, porque está cerca el Reino de Dios”. “Preparad el camino al Señor”. En esta semana, la Iglesia nos invita a reconciliarnos con Dios. Encendemos la segunda vela morada de la corona de Adviento.
Tercer domingo: "Alegraos", porque el Señor está cerca. Está a punto de cumplir sus promesas. “Los ciegos ven, los inválidos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia el Reino de Dios…” Como signo de gozosa esperanza encendemos la vela rosa de la corona de Adviento.
Cuanto domingo: "Preparemos con María la gran fiesta". Nadie prepara mejor el nacimiento de un niño que su madre. María nos enseña a preparar la gran fiesta del nacimiento del Salvador. Nosotros, reconciliados con Dios y con los hermanos, en compañía de María, madre de Dios y madre nuestra, vivimos la armonía, la fraternidad y la alegría de esperar con ilusión el nacimiento de Jesús nuestro Salvador, que viene a nacer en nuestros corazones y a transformarnos en hombres nuevos. Encendemos la cuarta vela morada de la Corona de Adviento.