2 de mayo de 2012

"YO SOY LA VID, VOSOTROS LOS SARMIENTOS"

Ser cristiano no es "someterse" u "obedecer" a la doctrina o a la moral cristiana. Ser cristiano es algo más íntimo y más complejo: "ADHERIRSE A LA PERSONA DE JESUCRISTO", formando una sola cosa con él. Así lo decía San Pablo: "Ya no soy yo quien vive; es Cristo quien vive en mí." Porque Jesucristo no es un filósofo que enseñó una gran doctrina, ni un político que impuso un camino para el perfeccionamiento de la humanidad.

Jesucristo es Dios, que se hace hombre para que, nosotros podamos fusionarnos con él, mediante los sacramentos, especialmente el Bautismo y la Eucaristía; y así, cristificándonos, conseguimos divinizarnos, ser hijos de Dios. "El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna; y yo lo resucitaré en el último día." (Jn. 6, 54). "El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él" (Jn. 6, 56)  El Padre, que vive, me ha enviado y yo vivo por el Padre, de igual modo quien me coma vivirá por mí. (Jn. 6, 57)

Por esta misma línea fluye el  capítulo 15 de San Juan: "Yo soy la vid y vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante, porque sin mí no podéis hacer nada."  (Jn, 15, 5)
 
El sarmiento no tiene vida propia, sino que la toma de la cepa: Unido a la cepa tiene vida y da fruto; separado de la vid se seca y sólo sirve para hacerlo gavillas y quemarlo en el horno.
 
Dios padre, que es el labrador, a todo sarmiento que da fruto lo poda, para que dé más fruto. (Jn, 15, 2).
 
La gran equivocación que tenemos los cristianos es que nos pasamos la vida tratando por nuestra cuenta de borrar nuestros errores, corregir  nuestros defectos y desarrollar nuestras virtudes, sin conseguirlo; porque sólo podremos conseguir la perfección si hacesmos estas dos cosas; 
  • Permanecemos unidos a Jesucristo, formando una sóla cosa con él.
  • Si nos dejamos cultivar por el Padre, que nos podará para que demos más fruto.