26 de marzo de 2011

3 ABRIL 2011; DOMINGO IV DE CUARESMA: "YO SOY LA LUZ DEL MUNDO"

LA LUZ Y LAS TINIEBLAS

¡Cuántas personas caminan ciegas por el mundo! Personas sin ideales, sin valores, sin principios... que sólo buscan tener, disfrutar y poder; o al menos aparentar.
Cuántas personas desprecian la cultura cristiana y sólo aportan su incultura: piensan que son libres y son esclavas del ambiente, de la propaganda, de la droga, del alcohol, del sexo... o del último que les come el coco.
Cuántas personas pretenden tenerlo todo, probarlo todo, experimentarlo todo... y caminan por la vida sin saber a dónde van, engendrando el desastre como personas y como parejas.

"NO HAY PEOR CIEGO QUE QUIEN CIERRA LOS OJOS PARA NO VER"

Todos pensamos que el invidente es el ciego de nacimiento; pero no: Ya ve; porque Jesús le ha dado la vista. Son más ciegos los vecinos que, acostumbrados a verle pidiendo limosna, se niegan a aceptar el milagro y prefieren pensar que se trata de otra persona; y los fariseos, que, sintiéndose molestos, porque el milagro contradice sus ideas sobre Jesús, se ponen agresivos contra el ciego y contra sus padres.

JESÚS ES LA LUZ QUE ILUMINA AL MUNDO.

"Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no anda en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida". (Juan, 8, 12)
El Cirio Pascual, que representa a Cristo resucitado, luz del mundo, preside nuestro bautismo. El sacerdote enciende del cirio una luz y se la entrega al padrino diciéndole: "Recibid la luz de Cristo; a vosotros padres y padrinos se os confía acrecentar esta luz, que vuestro hijo iluminado por Cristo camine siempre como hijo de la luz; y perseverando en la fe pueda salir con todos los santos al encuentro del Señor".
Creer en Jesucristo consiste en darle sentido a la vida aceptando y viviendo los criterios, las actitudes, los valores, los ideales de Jesús.

LA EUCARISTÍA ES EL SACRAMENTO GENERADOR DE LA LUZ

Al alimentarnos con el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo, recargamos nuestras pilas para caminar iluminados por la luz de Cristo, que da como fruto la bondad, la justicia y la verdad. "En otro tiempo erais tinieblas; ahora sois luz en el Señor. Caminad como hijos de la luz". (Efesios, 5, 8-14)
Esta luz no sólo nos ilumina a nosotros. La luz se impone por sí sola contra las tinieblas e ilumina al mundo que nos rodea: "Alumbre así vuestra luz a los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en los cielos." (Mateo, 5, 16).