26 de octubre de 2009

1 Y 2 DE NOVIEMBRE: LOS SANTOS Y LOS DIFUNTOS.


1 DE NOVIEMBRE:
LA FESTIVIDADES DE "TODOS LOS SANTOS"
Y
2 DE NOVIEMBRE:
LA COMMEMORACIÓN DE LOS "DIFUNTOS"
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Son dos festividades diferentes:
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El día 1º de Noviembre: Celebramos el triunfo de tantos millones de hermanos que han llegado a la casa del Padre y gozan de Dios. (Iglesia Triunfante).
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El día 2 de Noviembre: Recordamos a nuestros difuntos que han salido de este mundo. Aunque salvados, necesitan purificarse de las manchas que han dejado en ellos sus pecados, para entrar limpios en la casa del Padre. (Iglesia Purgante)
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En España es tradición, desde tiempos remotos, visitar a los familiares difuntos, adornando y engalanando sus lápidas con flores, acudiendo así en una peregrinación anual al cementerio. Se celebra el día 2 de noviembre, que hasta hace muy poco, era festivo. En todas las iglesias se ofician misas en memoria de estos seres queridos que sirven para acortar los supuestos años de purgatorio en el más allá. Muy ligada a esta festividad está la del día anterior, no sólo por su proximidad en el tiempo, sino por su significado; el 1º de noviembre es el día de "Todos los Santos".

¿Cuál es el origen de esta festividad, en principio católica?

Para algunos el creador de la fiesta de "Todos los Santos" fue Alcuino de York, en el siglo VIII. Es en el año 798 cuando Alcuino escribe y felicita al arzobispo de Salzburgo por fijar esta festividad dentro de las calendas romanas de noviembre, tal y como él le sugirió. Pero para otros, entre ellos la propia Iglesia católica, creen que nace en la decisión del Papa Bonifacio IV que el 13 de Mayo del 609 o 610, consagró el "Panteón de Agripa" al culto de la "Virgen y los mártires", comenzando así una fiesta para conmemorar a esos santos anónimos, desconocidos por la mayoría de la cristiandad, pero que por su fe y obras, son dignos de reconocimiento y veneración por toda la humanidad.

Es el Papa Gregorio III (731-741) el que cambia la fecha del 13 de mayo a la del 1º de noviembre.

Pero, ¿por qué este cambio?. La respuesta la tenemos en la conversión al cristianismo de los pueblos de tradición pagana. Ellos se negaban a abandonar sus raíces y fiestas. Los dirigentes católicos pensaron que instaurando fiestas nuevas, que coincidieran en fecha y de similar apariencia doctrinal, con las antiguas o propias de estos pueblos, les sería más fácil a estos nuevos creyentes ir abandonando sus antiguas creencias, sin que esto supusiera desechar su cultura e identidad.

La víspera del 1 de noviembre coincidía con una festividad, pagana, celta, la del "Samhein", fiesta que marcaba el final del verano y de las cosechas para pasar a los días de frío y de oscuridad. En esa noche se creía que el dios de la muerte hacía volver a los muertos, permitiendo comunicarse así con sus antepasados. También esta práctica era habitual en el pueblo romano, pues el 21 de febrero celebraban la fiesta de "Feralia" ayudando con sus oraciones a la paz y el descanso de sus difuntos.

Nosotros, como cristianos, tenemos el deber de revisar, y poner en tela de juicio, todas nuestras costumbres y creencias, refrendándolas con la Palabra de Dios, para asegurarnos de que nuestros actos sean aprobados y bendecidos por Él.